Pasan los días, las horas y el año también. Y aquí estoy, sentada sobre la roca, aquella inmensa roca que se torna obstáculo. Te extraño, te pienso... y recuerdo cada centímetro de tu risa, cada movimiento de tu mirada, cada gesto, cada palabra, cada momento... y te extraño... y me envuelvo una suave ceda blanca donde mis lagrimas suspiran tu nombre, pero no me oyes; el silencio mutila cada gota, la soledad las desvanece y yo aun te extraño.Parece haber sido ayer cuando te marchaste, dejando mi alma a la deriva, soltando mi mano, despidiéndote de nuestro pasado para no regresar.
Y aun sigo anhelandote, buscándote entre la gente que me observa, la gente que camina junto a mi sin darse cuenta de mi presencia, aquellas que me quieren y en las que no también.
Se que el tiempo a veces alivia heridas, pero no cura sin dejar cicatrices.
y aquí estoy, escribiéndote con el único propósito de demostrarte que aun te amo, que no te olvido, no porque no quiera, sino porque no me enseñaste a estar lejos de ti.
Todo es tan distinto, la gente es rara, los objetos pierden su forma, los animales me asustan y vos te fuiste. Todo es tan distinto, o quizás sea yo la diferente.
Y sigo pensando en tu mirada reflejada en mis ojos, en tu sonrisa latente y plasmada en mi retina...Y aun te extraño...
Sueño cada noche contigo y no quiero, no se porque no quiero, pero tampoco se porque lo hago.
Te fuiste como las hojas de otoño pasado, como la gota que cayo al mar y el tibio vapor que se desvaneció en el aire.
Y aquí estoy, tratando de buscar explicaciones a preguntas sin respuestas, a consignas sin resolver.
El dolor me ayuda a olvidar el ayer, pero mi corazón, a pesar del tiempo y la distancia, de las lagrimas y el dolor, aun quedándome sin aire, seguirá gritando tu nombre, hasta que a través del silencio y la soledad, logres escucharlo.